viernes, enero 22, 2010

No me voy a salvar. Ni quiero


No hay nada como sentirse amada por una misma para recibir amor a raudales desde fuera. La felicidad existe.

Mientras voy por las calles voy fluyendo con el ambiente y con las personas. Atraigo sensaciones y desprendo emoción por todos los poros. Es un estado mental.

Trabajo duro y bien. Me planteo metas...algunos se ríen, pero ya estoy en la lanzadera enfocando al firmamento. Este capítulo lo comentaremos dentro de unos meses. Un par, no más....

Se me abrió un mundo de sensaciones y colores. Todavía todo es caótico, pero anuncia el orden y la dirección correcta. Me vienen recuerdos de un pasado lleno de traspiés, de caídas y levantadas. De preguntarme por qué mil veces enfadada con el mundo entero.

Y, ¿todo tiene un por qué? sí, sí que lo tiene, pero para entenderlo hay veces que se necesita mucha paciencia. Es absolutamente necesario tener paciencia porque todo llega, todo....aunque te creas que ciertas cosas no están hechas para ti. En eso consiste la fe, en creer en algo intangible.

Es una prueba dura, pero no hay que venirse abajo. El hombre fuerte espera con paciencia, tranquilo, sosegado, nada le altera. Confía en su suerte y en el curso de la vida. No hay que alterarlo, es sabio.

Pero aún así, no me salvo, ni quiero salvarme, ni me salvaré.









lunes, enero 18, 2010

Barcelona



Ya estoy en Barcelona. Ya llegué a mi nueva ciudad. Nada más pisar tierra la hice mía, ya sentía que era mi casa.

Desde el primer día salí a la calle con la intención de perderme y recorrer todas sus calles. Conquistarla, hacerme con ella. La miraba, la observaba y la escuchaba. La sentía y la recorría. Me dejaba llevar por sus sensaciones, por sus ruidos y por su voz.

Le dejé un mensaje: "Tú y yo vamos a vivir muchas cosas juntas".

Miro por la ventana de mi cuarto y ya voy reconociendo el paisaje como mío. El hecho de haber vivido en varias ciudades no me hace sentir extraña. Al contrario, me siento cómoda rápidamente.

Mi corazón sonríe. Es más, no para de reír. Es un estado mental y espiritual. Ya me siento muy querida.