sábado, octubre 18, 2008

A lo mejor

Camino por la calle mirando hacia el suelo y me voy dando cuenta que soy una mujer que ya no quiere hacer más guerras, ya he participado en muchas. Soy una mujer que sabe lo que te puede derrumbar.

Camino por la calle segura, sin pensar en nada. Miro a la gente con indiferencia, pero después de tanto luchar, y de saber que la lucha continúa sé que han vuelto esos momentos en los que una mirada me vuelve a emocionar.  

Ya la vida no es tan fácil como antes que podía comerme las fresas del camino. La vida es un escalofrío que vuela lejos, es un equilibrio por encima de la locura. 

Pero a lo mejor este es el sentido de nuestro viaje, a lo mejor nos debemos sentir al final un poco mal. A lo mejor al final de este post alguno encontrará el coraje de enfrentarse a los sentimientos de culpabilidad y eliminarlos de este viaje, sólo para poder vivir de verdad cada momento con sus turbulencias y como si fuese el último.   

Camino por la calle rápido, rápido. Ya es de noche, se encienden las luces de las farolas y la gente se va corriendo a sus casas a colocarse delante de sus televisores. Y un pensamiento se me pasa por la cabeza:  A lo mejor no todo está echado a perder, a lo mejor algo todavía permanece intacto, a lo mejor es verdad que no todo ha sido una equivocación, a lo mejor es que tuvo que ser así. Y ahora qué puedo decir...fuera está lloviendo, qué sonido tan bonito!




martes, octubre 14, 2008

No hay que emocionarse demasiado

Sigo en mi viaje hacia el conocimiento de las emociones y tengo que confesar que este tema me está apasionando. Pues justo cuando empezaba a sentir que mi emoción iba en aumento me encuentro con esta afirmación: Es preciso emocionarse, pero no demasiado.

Voy a intentar explicar lo mejor posible lo que esta frase significa:
Es necesario sentir emoción en las cosas que hacemos y que nos gustan, es más, esta emoción es la que hace que sigamos adelante con las tareas diarias en las diferentes facetas de nuestras vidas, pero no demasiado, y aquí está el secreto de la vida. La emoción no debe interferir en los procesos cognitivos de funciones ejecutivas, es decir, no debe interferir en la percicia, en la habilidad con la que hacemos nuestro trabajo.

En los mecanismos de seducción pasa lo mismo. Se puede estar emocionado, es más, se debe estar emocionado. Pero...¿locamente enamorado? No, no es recomendable estarlo porque entonces empezamos a perder de vista las cosas que debemos hacer, esta emoción en su grado máximo no puede, ni debe, interferir en nuestra vida diaria alienando el resto de los sentimientos porque se nos va a olvidar, no vamos  a tener tiempo de hacer las cosas que debemos hacer. Si queremos que una relación fructifique hay que compaginar, hay que conciliar el estar enamorado, o emocionado, con las cosas que debemos hacer día a día y que la emoción en su grado máximo hace desaparecer de nuestras cabezas. 

Si trasladamos esta premisa al campo profesional,  podemos decir que las personas que dominan sus emociones son aquellas que se mueven dentro de lo que se denomina el cuadrante de las actividades no urgentes pero importantes. 

Las cosas urgentes son las que necesitan una atención inmediata YA! pero no necesariamente son importantes. Las cosas urgentes actúan sobre nosotros. El timbre del teléfono es urgente, pero no necesariamente responder a esa llamada en ese momento es importante. Si trastocamos las prioridades y somos tan apasionados que nos entregamos a solucionar las cosas urgentes, entramos en estrés y agotamiento. 

La importancia tiene que ver con los resultados. Si algo es realmente importante realiza una aportación a nuestra misión, a nuestros valores, a nuestras metas de alta prioridad. Si nos colocamos en esta perspectiva de trabajo obtendremos una visión y perspectiva de lo que hacemos, estaremos en equilibrio, disciplina, control y entraremos en pocas crisis.

No es tarea fácil asimilar estos conceptos. Por otro lado, tampoco es urgente que los asimilemos ya, pero sí importante que empecemos a hacerlo. Ya se sabe como es el subconsciente, hay que tratarlo como a un niño para que nos haga caso.

Ya hemos avanzado un pasito más en el infinito campo de las emociones. Ya sabemos que debemos transmitir emoción, pero en su justa medida. No podemos caer en la trampa que los libros de autoayuda tienden a sus lectores. Emoción para hoy, decepción para mañana...pues corremos el riesgo de que nos abandonen a la primera decepción. Así que, tanto en el mundo virtual como en el mundo real, las pasiones en su justa medida.


lunes, octubre 13, 2008

En busca de Spinoza

Después de haber escrito el post anterior no he hecho otra cosa que pensar en algún sistema válido para transmitir emociones a través de la web. Desde luego, y como era de esperar, no he encontrado la fórmula, pero sí me he puesto manos a la obra.

Mi primer paso fue dirigirme a la librería y comprarme un libro que hablara acerca de las emociones. Si quiero saber cómo se transmiten primero tengo que saber de qué estoy hablando. Así que me dirigí a la librería El Puente y me compré el libro de Antonio Damasio "En busca de Spinoza".

Antonio Damasio es actualmente la persona que mejor conoce el mecanismo de las emociones en el mundo, ha sido Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica. Muchos de los premios los ha compartido con su mujer, Hanna.

El libro es técnico, pero no me resulta difícil de entender porque tengo muchísima curiosidad en saber cuál es el mecanismo de las emociones y, al menos por ahora, voy entendiendo algo.

Comprender la teoría de las emociones, cómo funcionan y cuáles son sus mensajes, es indispensable para la construcción futura de una teoría de los seres humanos más precisa. Por otro lado, hay una afirmación en el libro que me ha dejado perpleja pues cuenta que el éxito o el fracaso de la humanidad depende, en gran medida, de la manera en que el público y las instituciones encargadas de la gestión de la vida pública incorporen principios y políticas capaces tanto de reducir las aflicciones como de aumentar la prosperidad de las personas.

El hecho de que somos química ya lo hemos sabido siempre, y que somos tan manejables a través de nuestras emociones también, pero a mí este hecho no deja de sorprenderme porque a pesar de que pasen los siglos y esta circunstancia se repita una y otra vez, el ser humano siempre será vulnerable a través de sus emociones.

Seguiré indagando en este mundo tan apasionante, ya les seguiré contando en los siguientes posts.