martes, junio 26, 2012

Mi experiencia en Taller de Social Media en la UIMP


Fueron muchas las sensaciones que tuve cuando me llamaron desde la UIMP para impartir un taller de Social Media durante cinco días. Al inicio no fui consciente de la importancia de la ocasión que se me presentaba porque estaba inmersa en una marea de trabajo, libros por leer, mails por responder, trabajos por entregar.... pero desde que me puse manos a la obra con el taller me di cuenta de dónde me había metido: 5 días de curso, 7 horas diarias.... eso suponía un curso muy completo en una de las Universidades de verano más importantes de toda Europa y dejar en buen lugar a Aerco-PSM. Me había metido en un gran reto, y debía ser capaz de estar a la altura.

Me puse manos a la obra de inmediato, pero yo no sé ustedes, pero yo necesito pisar tierra con mis trabajos, y lo hago caminando, cogiendo aire, reflexionando durante días y dándole forma en mi cabeza. Forma parte de mi proceso creativo, yo conmigo misma dándole vueltas a un sólo tema, encerrada en un enjambre de ideas, luces que se encienden, otras que se apagan.

Terminé el curso y lo entregué. Casi 150 slides por día, además de documentación adicional, estudios, estadísticas, bibliografía, fuentes, links de interés... Terminé exhausta, pero con mucho aprendizaje y estudio a mis espaldas.

El día que llegué a la UIMP respiré un aire especial, incluso mágico, distinto, lleno de sorpresas que iría descubriendo a medida que iban viviendo cada segundo mi experiencia.

El día 1 inició con una presentación. A las 9.30 a.m. en el Comedor de Infantes la Vicerrectora nos presentó a los directores de los cursos y de ahí cada uno acudió a sus aulas a empezar sus cursos.

En mi curso habían 53 personas, el más concurrido esa semana. Estaba temblando, 53 personalidades distintas, 53 exigentes personas con altas expectativas, 53 personas con ganas de aprender mucho. Mi introducción fue una poesía de Mario Benedetti: No te salves. Y, ¿por qué? porque la comunicación en redes sociales no debe salvarse nunca. Debe ser una comunicación guiada por la cabeza (estrategia) e inspirada por el corazón (emocional).

En ese momento miré la cara de los que ya eran mis alumnos. 53 rostros expectantes, 106 ojos que me miraban fijamente, y yo a todos ellos. En ese instante supe que entre esas personas y yo se iba a formar un vínculo muy especial.

Los días los dividí en teoría por las mañanas, una teoría muy debatida, trillada, machacada, discutida, explicada, y por las tardes en prácticas de alto nivel para que pudieran captar la esencia y real dificultad del social media.

Cada día era mejor que el anterior. El primero hablamos de los pasos en los que se confecciona un Plan Social Media. Parte delicada porque hay que explicarlo de una manera muy gráfica, paso a paso, con muchos ejemplos, porque sino nos quedamos en el mundo de las ideas y no bajamos a tierra. La práctica de la tarde ayudó a bajar y palpar grado de dificultad. Ya empezaban a darse cuenta que el Social Media no sólo es cosa de manejar perfiles en redes.

El segundo día hablamos de monitorización y extracción de reputación online y cómo influye cualquier movimiento que hagamos en la red en nuestra reputación, desde el contenido de los mails, hasta los juegos que compramos, hasta los comentarios en redes sociales, y también cómo todos los departamentos de la empresa, hasta el más insospechado, está involucrado en la reputación corporativa en redes. También aprendimos a monitorizar y por la tarde hicimos práctica, una difícil y complicada, pero mis queridos alumnos no se rindieron y dieron la talla como campeones, y sus caras de satisfacción era mi mejor regalo.

El tercer día hablamos acerca de lo importante de la comunicación y cómo se debe comunicar en redes sociales, de cómo confeccionar el núcleo del mensaje y lo esencial que debe ser el lenguaje concreto, porque la vida es concreta, pero en muchas ocasiones comunicamos abstracto. un gran error.

La práctica de la tarde fue deliciosa, pues ver cómo exponían y detectaban los errores de comunicación era realmente especial. Señal de que realmente estaban aprendiendo.

El cuarto día hablamos de métricas, analítica, de KPI's, del ROI. El ROI es complicado, hay muchas partidas económicas involucradas, y hay que transmitir ese grado de dificultad para que se valore el trabajo. Lo conseguimos, pero por la tarde no pudimos hacer práctica porque fuimos invitados a la investidura de Iñaki Gabilondo como doctor Honoris Causa, por lo que tuvimos que repetir los conceptos, pero este segundo repaso sirvió mucho para afianzar conceptos densos y poner muchos ejemplos.

El último día les enseñé un Plan Social Media real, una propuesta de presupuesto y fases a empresa e hicimos caso práctico para implementar todo lo aprendido.

La despedida de estos chicos fue más que emotiva. Mientras la vicerrectora les entregaba el título yo recibí 53 fuertes abrazos y palabras de mucho cariño y afecto, además de la oferta de participar en siguientes ediciones de la UIMP para impartir este curso de Social Media.

¿Qué les puedo decir? Pues que me siento la persona más afortunada del planeta, y que viví una experiencia más que increíble y nunca soñada en la UIMP. Realmente me di cuenta dónde estaba cuando el rector me invitó a un almuerzo como directora del curso, junto los demás directores, que eran los humoristas gráficos de El País Peridis, El Roto. El primero decía del segundo, eres el biznieto de Goya, referencia en nuestro siglo. Y éste le contestó, sólo se trata de ser útil. Y así es, si nuestras aportaciones no sirven a los demás, ¿de qué sirven entonces?

También estaba Philip Kerr, escritos de novela negra, que impartía un curso magistral acerca de escritura, Jose Ignacio Arranz director general de la Agencia Española de la Seguridad Alimentaria y Nutrición, sector poco castigado por la crisis.

Y todo esto en el inmejorable ambiente del Palacio de la Magdalena, hospedada en una de las mejores habitaciones con un maravilloso balcón de piedra tallada que daba a los jardines y a los acantilados.

En fin, amigos. Fue una extraordinaria experiencia humana, profesional y emocional. No se puede pedir más.

Y mi más sincero agradecimiento a María Cobo, coordinadora de mi curso, a nuestro ayudante de sala, que estuvo pendiente de cada detalle que necesitábamos, a los CM de la UIMP, a Pablo de Castro, a los 53 alumnos del taller, que los llevo encerraditos en mi corazón, a la Vicerrectora Mª Cruz Díaz Álvarez y al Rector, Salvador Ordóñez Delgado, a George, cuyo apellido no recuerdo, astrobiólogo de la NASA y ponente en el curso "Origen de los bloques que constituyen la vida", con el que compartí largas charlas acerca de la investigación de los planetas y que, con mucha emoción y muy pacientemente respondió con un maravilloso discurso mi pregunta de: Disculpa una pregunta tonta George, pero... con la de problemas que tenemos en la Tierra, ¿qué necesidad hay de ir a Marte? :-) Sí, lo sé, la ignorancia es muy atrevida, pero no puedo con mi condición de preguntona de lo que no entiendo y he de confesar que me convenció.

En fin amigos, he intentado sintetizar mi experiencia de estos cinco días en te post. Me dejo muchas emociones en el tintero, más bien, en el corazón. Pero esas serán para otra ocasión...