Hoy ha sido otro día de horas delante de un ordenador tratando de dilucidar los mismos enigmas que tengo acerca de cómo debo plantearme la organización de mi trabajo y desde qué punto de vista enfocarlo y parece que ya me voy aclarando.
Durante toda mi vida he escuchado, hasta el aburrimiento, que ser tan emotiva no es bueno, que hay que aprender a controlar las emociones y usar la estrategia (entendida como fingir que somos de otra manera) como medio para persuadir y de conseguir los objetivos.
Yo siempre me consideré un "ser defectuoso" por ese mismo motivo, pero ¿cómo iba a aprender a disimular mis emociones si me he criado en un hogar en el que desde que llegaba a casa mi madre me buscaba con el único objetivo de comerme a besos y hacer una fiesta porque había llegado?
A medida que iban pasando los años las cosas iban cambiando y los criterios de aceptación de las personas también. En Estados Unidos había llegado la era de expresar tus sentimientos y de hacer uso de ellos en el terreno profesional. En España, en cambio, seguíamos ocn las reglas de la rigidez y de mantener la compostura.
"El hecho de ser emotivo se contemplaba como una debilidad, pero ahora comprendemos que sólo mediante el reconocimiento y la utilización de la sensibilidad puede la vida alcanzar un significado superior. Sólo a través del desarrollo de la empatía con nuestros semejantes, con la Tierra y con todo lo que nos rodea, podremos entender lo que está ocurriendo en la sociedad y así contribuir a encauzarla de nuevo hacia un rumbo positivo y creativo."
Keith Beasley, autor del término coeficiente emocional.
La empatía y la sensibilidad, dos de las características más acusadas de mi carácter, ahora son dos elementos claves a la hora de seleccionar al personal de una empresa.
Esto es algo que no se digiere tan rápido ni tan fácil y menos después de haber hecho una serie de entrevistas de trabajo en las que una señorita con aspecto de Rottenmeyer me hacía las clásicas preguntas tipo...¿Qué 5 virtudes destacarías de tu carácter y qué 5 defectos?, como si las respuestas no las tuviese la gente ya ensayadas. Aún así, yo era sincera y en las virtudes siempre nombré mi empatía, mi sesibilidad y mi intuición.
Y toda esta ronda de cuatro entrevistas y tantos adversarios para ser seleccionada y cobrar "a la española", así que me quedo con mi empatía y mi sensibilidad que, junto con mi intuición, me han traído hasta aquí. Sigo siendo emotiva y expreso mis sentimientos con total libertad y de una manera sana, y les puedo asegurar que me ha traído muchas más satisfacciones que disgustos ser como soy.
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