Hace ya algún tiempo que quería escribir un post acerca de lo que pienso de la buena educación de las personas, y de la mala interpretación que se hace del uso del término "buena educación".
Desde pequeña, en mi familia se preocuparon mucho de inculcarme óptimos modales. En ese aspecto fueron realmente severos y persistentes, y el mensaje que me transmitieron siempre fue que debía conocer y saber cómo comportarme en cada momento, para que ninguna situación me hiciera sentir insegura. Con el tiempo, lo entendí y lo agradecí. Cada situación requiere un comportamiento adecuado, y saber cuál debes adoptar es una ventaja inmensa.
Pero, más allá de los modales, está la buena educación relacionada con tener la sensibilidad suficiente de respetar la vida del prójimo, de saber lo que puede molestar escuchar o ver y, por respeto, no decir ni hacer. O, al contrario, lo que se sabe que agrada, y se hace.
Las personas bien educadas no tienen por qué pertenecer a una estirpe familiar determinada, ni haber estudiado en los mejores colegios. No estoy hablando de orígenes, hablo de sensibilidad.
Hoy en día, la gente utiliza el término buena educación con mucha ligereza, apropiándose de la expresión por cada frase pronunciada en una discusión mientras se intercambian improperios de todos los colores y formas sin darse cuenta de que lo que más abunda en esta sociedad es la mala educación llevada al extremo.
Sólo con pensar lo que nos agrada a nosotros nos haría recapacitar para poder comportarnos de una manera más cívica y sensible para con los demás y no ofender, ni humillar, ni molestar de manera gratuita y sin sentido.
Esto se traslada también al mundo online. No cuesta nada responder a un correo, o dedicar palabras amables a quien crees que lo necesita, o a quien se lo merece. No cuesta nada ser amable, correcto y cercano. No cuesta nada ser sensible con los sentimientos de los que nos rodean, ni dar las gracias por un gesto gratuito, porque todo lo que recibimos de los demás sin haberlo requerido, es un regalo.
Pues seamos agradecidos, sensibles y educados porque no cuesta nada y, además, como dice el dicho: "Buen porte y finos modales, abren puertas principales".
4 comentarios:
Siempre he pensado que la gente bien educada no es necesariamente la más culta, ni aquélla que, por posición económica o social, tiene acceso al conocimiento de determinados convencionalismos o estrategias para quedar bien con los demás en las diferentes situaciones que en la vida pueden presentarse. La buena educación, considerada como origen y consecuencia inmediata de la sensibilidad hacia el prójimo y como un factor que condiciona el comportamiento humano independientemente del nivel cultural de cada individuo, es un concepto bello y bellamente expresado por la autora de este post. Si toda la gente a nuestro alrededor lo tuviera claro, éste podría ser un buen punto de partida para cambiar el mundo. Felicidades, Manuela, y sigue escribiendo artículos como éste.
José Miguel Máiz
Hola Jose Miguel,
Ante todo, gracias por comentar el post. Efectivamente, nos ahorraríamos muchos problemas con un poco de tacto y sensibilidad. O simplemente haciendo una pequeña auto-observación sacaríamos unas conclusiones muy valiosas.
Es también labor de todos hacer ver que algo está fallando, y mucho. No crees?
Gracias por pasarte por aquí. recibe un afectuoso abrazo.
Manu
He leído un par de post y realmente es sorprendente la diferencia mental que tenemos... Estoy sorprendido. Vivimos en mundos completamente diferentes. En este caso, en mi mundo, es imposible saber que espera la gente de ti en cada momento y situación por lo que es imposible hacer lo que la gente espera para contentarla. Es mas, para mi, eso es un error gravisimo ya que se basa en actitudes hipócritas o falsedades en muchos casos... y como consecuencia el aumento de la intolerancia a opciones o pensamientos alternativos... En mi caso pienso que el único camino es la verdad y la verdad no es educada o moldeable a la situación, es la visión personal de la vida real. Si es que existe... En fin, mundos opuestos, opiniones totalmente diferentes.
Hola Iván! Primero, gracias por escribir en mi blog. Yo visité el tuyo y lo que cuentas y ofreces es muy interesante!
Yo tampoco sé lo que esperan las personas de mi, pero no me esfuerzo en agradar a los demás, pero sí en no desagradar.
Cuando hablo de no faltar al respeto o de hacer algo que agrade a los demás, lo digo como gesto gratuito, más que como actitud falsa e hipócrita que, como bien dices tú, es insoportable.
Gracias,
Manu
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