Tener las cosas claras y saber qué quieres hacer con tu vida es una de la cosas más difíciles que se me han presentado a mí en la vida.
Me he pasado horas y horas pensando y rompiéndome la cabeza para saber en qué dirección debía ir y en qué debía concentrar todas mis energías.
Lo único que saqué en claro de esta experiencia es que pensar no es la manera de adivinarlo, hay que QUERER hacerlo.
Me explico: Uno de los mayores problemas que tuve en mi época universitaria era la falta de fuerza de voluntad. Y me extrañaba sentirme débil en ese sentido porque yo había sido una persona con mucha volntad. Siempre presumía de que obtenía todo aquello que quería, pero al llegar a la Universidad esa fuerza de voluntad se fue desvaneciendo y, lo que era peor, por mucho que lo intentaba no sabía cómo recuperarla.
Ahora que han pasado casi diez años desde que salí de la Universidad me doy cuenta que realmente NO QUISE recuperar mi fuerza de voluntad, prefería dedicarme a otras actividades "lúdicas" antes que centrarme en mi objetivo.
También echaba la culpa a hechos ajenos a mi vida, a terceras personas...todo excusas. La única responsable de mi vida era y soy yo, y cuando aprendí la lección de que todo aquello que acontece en mi vida está bajo mi responsabilidad amplié mi horizonte y mi punto de mira.
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