Yo, como treinteañera, pertenezco a la llamada "Generación X", esa generación que se caracterizó por no estar caracterizada por nada, por no haber montado revoluciones ni pollos, por ser unos mimosos conformistas, por ser unos pasotas porque lo teníamos todo, por estar sobradamente preparados con másters y un inglés americano niquelado y por tener coche comprado por nuestros padres desde los 18 años (esto último ni en mis mejores sueños).
Todo nos sonreía, pues estábamos viviendo una vida de confort que ni nuestros abuelos se imaginaron que existiría. Pero después del sueño llega la realidad, y ésta nos ha dado un tortazo en la cara que nos ha dejado en estado de shock.
Ahora resulta que carrera universitaria, máster e idiomas tienen miles y miles de personas en nuestro país, que el desempleo nos está castigando de tal manera que muchos no saben cómo defenderse y siguen pendientes de lo que un empresario decida por ellos. Resulta que después de tantos estudios y viajes y preparación les falta iniciativa, no saben cómo reaccionar.
Este es el resultado de una educación partidaria de darlo todo a cambio de nada, de educar a unos hijos sin el espíritu de lucha, sin saber lo que es pelear hasta conseguir la victoria. Y lo están pagando muy caro.
Por otro lado, y no menos importante está la problemática de nuestra universidad porque es una fábrica de parados en serie, problema que se extiende por muchos países, y de frustrados porque no hay nada más frustrante para alguien que se ha dejado el pellejo en una carrera que trabajar cargando cajas, pero quien tiene espíritu de superación se come el orgullo y aprende la lección.
Y, después de todo esto, ¿qué podemos a hacer? Armar nuestra propia revolución. Ya no nos queda otra solución. No podemos seguir pendientes de un sistema que decide por nosotros cómo debemos vivir la vida que nos ha tocado.
Tomemos las riendas de nuestra situación y actuemos. Dejemos de mendigar trabajo y hagamos un trabajo de introspección: qué nos hace distintos de los demás, qué podemos aportar a la humanidad que no hace el resto y alquila tu inteligencia. Pon sobre la mesa tus habilidades innatas y adquiridas a través de tu experiencia vital, pues éstas serán las que te salven la vida.
No te dejes guiar por la falsa seguridad del trabajo de toda la vida. Fíjate lo que está pasando ahora. ¿consideras seguridad estar en la cuerda floja de tu empleo por culpa de esta maldita situación mundial?.
Ya llegó nuestra hora, la hora de reaccionar y darle la vuelta a la situación. Saquemos lo mejor que hay dentro de nosotros y potenciémoslo. No buscamos trabajo, buscamos un jefe que se de cuenta con qué tipo de persona está tratando, que valore nuestras habilidades, que no se limite a un CV con una formación en serie.
Desarrolla tu instinto, despiértalo y guíate por él sin miedo.
Is it safe? Yes. Then, I don't want it.
Is it safe? No. Then, let's try it!!
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